Alejandra Cárdenas

Alejandra ve mejor cuando tiene los ojos cerrados. Ve mejor porque escucha el aire lleno de sonidos, los murmullos de la gente, el pregón de un vendedor, el ruido de una máquina, el escándalo feliz de un grupo de niños jugando a la pelota.

Alejandra Cárdenas

Alejandra Cárdenas 2560 1700 BIP Barbacoas

Alejandra ve mejor cuando tiene los ojos cerrados. Ve mejor porque escucha el aire lleno de sonidos, los murmullos de la gente, el pregón de un vendedor, el ruido de una máquina, el escándalo feliz de un grupo de niños jugando a la pelota. Ella vibra con los sonidos de la misma manera que un fotógrafo se deleita con las luces y las sombras. El enfoque de su trabajo ha estado siempre allí, apreciando lo que para muchos es invisible. 

Un paisaje sonoro con matices muy vibrantes

Alejandra Cárdenas es música de Bellas Artes y adelanta estudios con énfasis en piano.
Hace parte del grupo de investigadores, fue seleccionada a participar en el proyecto por el énfasis que le da a su trabajo y la sensibilidad que expresa hacia la música y el sonido.

¿Cómo se vincula al proyecto?

“Por medio de una invitación del profesor Juan David Manco quien sabía que yo había realizado trabajos con paisajes sonoros, grabación de campo en lugares públicos de la ciudad, entonces el profesor me extendió la invitación a participar. Como contexto general hay que decir que dentro de los parámetros de la convocatoria de Minciencias, se requería que se vincularan al proyecto dos jóvenes investigadores. Una de las jóvenes investigadoras seleccionadas fui yo”. 

¿Cuál fue su papel específico en el proyecto?

“Mi trabajo se basó en la creación de un microproyecto que se llama Sonoridades de Resistencia, en el cual investigo el tipo de sonoridades que se dan en Barbacoas las clasifico en diferentes clases y al final con toda la investigación se da una creación que fue la carreta sonora, que es una de las obras que se entregaron como parte del proyecto”.

Desde su punto de vista como música e investigador, ¿cómo cree que las manifestaciones culturales y artísticas aportan a una comunidad como la de Barbacoas?

“Creo que cada territorio tiene sus propias manifestaciones y que éstas no requieren influencias externas para ser visibles. En Barbacoas hay muchas expresiones culturales: hay dibujo, pintura, collage, música y hay personas que quieren ayudar a transmitirlas a las generaciones más jóvenes del sector, entonces creo que es importante visibilizar todo este potencial que existe y transmitirlo a la nueva generación e invitarlos a otro tipo de prácticas, para enriquecer la vida cultural en Barbacoas”. 

¿Qué cree que se puede mejorar en Barbacoas?

Al sector le hace falta muchas cosas, se puede mejorar infraestructura, ayuda para la población como tener una biblioteca, de pronto se me ocurre que algunas instituciones que hacen presencia en el centro vuelquen su mirada a Barbacoas y realicen actividades culturales, educativas y artísticas en el territorio. Aunque en el sector hay corporaciones tan activas como Ítaca, creo que hace falta la presencia del Estado y la Institucionalidad para mejorar las condiciones de vida de la población, de entender las necesidades del territorio y no intentar cambiarlo”.

¿Cómo fue su primer contacto con Barbacoas y qué sensación le generó?

“Antes del proyecto había pasado en algunas ocasiones por el sector, y obviamente pasaba rápido porque tiene un estigma de que es un lugar peligroso, donde te pueden atracar, pero al visitarlo con un equipo de personas y con la misión de observar, escuchar y entender el lugar, poco a poco desapareció la prevención y, en su lugar, apareció la curiosidad por develar el entramado social, los sonidos del sector, su cotidianidad, en medio de todos los estigmas que tiene, Barbacoas es un barrio como cualquier otro, donde hay familias que todos los días se levantan, trabajan, van al rebusque, los niños y jóvenes van a estudiar, realmente es un lugar donde conviven tranquilamente las personas, logrando cohabitar en un sector complejo, pero que finalmente es su territorio. Muchas personas al pasar cerca han juzgado y no se han detenido a observar y a entender de qué se trata ese territorio, que me está contando.

Creo que Barbacoas y sus calles, son sectores de muchos contrastes, está la presencia de la Iglesia católica, pero a la vez está el corazón LGTBIQ+, trabajo de prostitución, hay bares, sitios para comer, inquilinatos, expendios de vicio y microtráfico, expresiones culturales, que uno no entiende cómo logran convivir. Son comunidades muy resistentes, resistentes a las dinámicas de ciudad que a veces son violentas y difíciles”.

Como maestra, investigadora y ciudadana de Medellín, ¿que aspecto considera importante que el ciudadano de Medellín conozca de Barbacoas? 

“Me gustaría que las personas entiendan que en Barbacoas hay una riqueza cultural infinita, hay muchos inmigrantes que aportan a la comunidad, hay niños que todos los días quieren aprender nuevas cosas. Me gustaría que la gente dejara de pensar en Barbacoas como el lugar de prostitución y consumo de drogas, que aunque es cierto que existen, son dinámicas que existen en todas las ciudades pero que hay que saber cómo gestionarlas, cómo mejorar la calidad de vida de esas personas, no quedarse en el estigma, sino verla como la comunidad que quiere salir adelante, con personas inmigrantes que crean un tejido social complejo pero que es un lugar valioso como cualquier otro de la ciudad que vale la pena entender, conocer, abrirse a observar y a escuchar”.