Galería Divas

Divas es un ángel, sus alas se expanden abrazando la idea de que todos merecemos la oportunidad de encontrar algo de gozo.

Galería Divas

Galería Divas 1024 575 BIP Barbacoas

Divas es un ángel, sus alas se expanden abrazando la idea de que todos merecemos la oportunidad de encontrar algo de gozo. Divas es un ángel de perdición, de dicha y de asombro, que, desde su creación, acogió a seres siempre marginados que hallaron consuelo en este rincón de Barbacoas. Este ángel nació como una oportunidad de dar a un sector marginal de la ciudad un espacio de arte y esparcimiento incluyente, donde todos, sin distinción, disfrutaran de una variada programación de exposiciones, como un espacio autogestionado y en contexto de un territorio casi olvidado por la institucionalidad.

Galería Divas es espacio, tiempo y memoria

El proyecto Divas es liderado por Teresita Rivera, Omar Ruiz y Jorge Zapata. Pero antes de que llegaran ellos, era Divas Lounge Club, un bar que empezó gracias a la persistencia del colombo estadounidense Miguel Gallardo, que compró ese negocio por teléfono, sin conocerlo por dentro, ni por fuera, pero del que se enamoró porque evocaba en él la escena nocturna del Nueva York de los 80 y la mente abierta de ese universo cosmopolita que no mira con desdén ni a las prostitutas, ni a los homosexuales. Al abrir las puertas al público, Miguel se encontró con un espacio lleno de complejidades, sociales, financieras y urbanas. Lo cuenta de esta manera María Isabel Naranjo en una entrevista publicada por Universo Centro, en el 2018. 

Me vine de Estados Unidos porque iba a invertir en una empresa de energía solar, pero muy rápido me di cuenta de que ese negocio en Colombia todavía no es rentable. Así que terminé escuchando a un amigo que administró alguna vez el Hotel Tropical y me dijo, Flaco por ahí hay un bar que cerraron. El local está vacío y esa zona es buena. Yo nunca me imaginé que iba a terminar en la misma cuadra del mejor club de salsa que tuvo el Centro, La Fuerza, abriendo algo que quería tener desde hacía mucho tiempo, un club lounge donde las trans pudieran encontrarse con sus clientes en un ambiente más relajado, se sintieran seguras como en muchos lugares que visité en Nueva York, donde ellas representan otro género, más allá del masculino o del femenino, y son tratadas dignamente. Pero el amigo nunca me advirtió qué era esto. No me dijo que el bar que había antes lo cerraron porque quebró. Y el que había antes de ese, también. Eso me lo contaron ellas el primer día que abrí. Que en el antiguo local un cliente entró y con un cuchillo mató a una travesti porque le había robado. Y que otra se había muerto ahí afuera por lo mismo. Y otra más allá. Y otra más allacito”.  

Divas Lounge Club existió entre el 2017 y el 2021. El lugar empezó rápidamente a hacerse popular, con todas las vicisitudes que puede contener un establecimiento nocturno con estas características y ubicado en el sector en el que fue instalado, a Divas fue llegando gente, atraída por un nosesabequé, motivada por las historias ajenas. Y allá también llegaron la gestora social Teresita Rivera, el profesor de Bellas Artes Omar Ruiz y el artista Jorge Zapata. 

“Yo estaba buscando espacios para pintar por la calle y un día me encontré a una estudiante que había anunciado un trabajo de intervención urbana al que realmente no le tenía mucha fe. Cuando me encontré con ella y me dijo, ‘mire, que sí es verdad, ahora sí se va a dar cuenta de lo que estoy haciendo’. Y efectivamente, me llevó a Divas, el bar que había comprado Miguel, quien le quería dar un aspecto diferente, transformarlo y ella le ayudaba a cambiarlo mediante una arquitectura interior que le daba el aspecto de un pub inglés” cuenta Omar. 

Luego de la apertura el lugar fue creciendo. Se tumbaron paredes para ampliar sus espacios, era necesario hacerle más capas, por ejemplo, se creó una sala VIP además de dos habitaciones en las que se gestionaban acuerdos amorosos en privado. Y fue en esas habitaciones que se dio el primer hito artístico, pues confluyeron allí las ganas de hacer arte y la necesidad de expresar el cuerpo y el género. En agosto de 2017 se inauguró la primera exposición de arte, que mostraba la obra del maestro Jorge Alonso Zapata. 

“La idea de hacer una exposición en los espacios de Divas generó un impacto muy positivo en Miguel porque vio que el lugar podía tener algo más cercano a lo que él soñaba, a lo que había en Nueva York. De manera que Miguel nos dijo ‘esa sala es para ustedes, que esta sea la galería de Jorge” cuenta Jorge.

Ahora que el espacio ha desaparecido, la gente comenta de lo sola que se ve la calle Barbacoas en las noches. Con el espacio funcionando todas las noches había una fiesta, se elevaba el espíritu de la comunidad y en medio de todo, lo más bonito es que las nadie fue excluido, el espacio fue de todos. 

Invitación al arte

Así se materializó un sueño que se venía gestando desde el 2010 entre Teresita, Jorge y Omar. El contexto claro lo brinda Tere, mientras se toma un café y recuerda cómo el deseo de unos amigos se convirtió en un proyecto transformador, no solo para la comunidad de Barbacoas, sino para el universo cultural y artístico de Medellín. “Un antecedente muy importante tiene que ver con el trabajo de Omar y Jorge como artistas. Jorge ya llevaba algunos años interviniendo el sector con sus murales y documentando de manera pictórica lo que pasaba en el sector, Omar se vincula desde el 2010. Desde el 2010 Omar se vincula a este grupo a través de diferentes ejercicios relacionados con el arte, por ejemplo, traía a sus estudiantes de la universidad a que pintaran en el sector. Cada uno de nosotros aportaba una mirada diferente, Jorge desde el punto de vista estético, Omar como docente de artes, con la intención de traer a sus estudiantes a espacios no convencionales y autogestionados, y yo desde el punto de vista social. Esas tres miradas se juntaron para que desde hace 16 años hayan pasado cosas en la zona de Barbacoas”. relata Teresita.

Varias circunstancias jugaron a favor. Algunas desafortunadas, por ejemplo, el hecho de que el taller de Jorge Zapata había sido devorado por el fuego. A raíz de esa necesidad de espacios, se realizó la exposición Barbacoa Tropical en el hotel que se había incendiado. La exposición fue un éxito rotundo, de alcance nacional en los medios, la oportunidad estaba dada.

Se aprovechó la experiencia previa con la exposición en el hotel y se organizó la primera muestra en Divas. Lo que soñaban Miguel, Jorge, Tere y Omar, confluyó en un evento al que asistieron más personas de las que esperaban. Así lo relató la periodista María Isabel Naranjo para UC: “Ahí fue donde Jorge Zapata colgó sus cuadros de la calle Barbacoas y transformó por primera vez la modesta habitación en una galería con Resquicios del deseo… Minutos antes de las nueve de la noche llega Miguel. Trae puesto un traje de gala gris, brillante y zapatos de charol. Impecable. Le hace señas a Tere para que lo acompañe adentro a dar la bienvenida a las más de cincuenta personas que llegaron a conocer el sitio y a Santa Patricia, la santa más puta y podrida de todas de la orden del Divino Coño, que va a inaugurar la exposición. Todos están apretujados, expectantes. Los visitantes están adentro mientras las trans se quedan afuera. No creen que este evento sea en honor a ellas”. 

Luego de ese éxito, la ventana de oportunidades se abrió de par en par, para Miguel como dueño del establecimiento y para los tres amigos, que coordinarían la galería. “Empezamos a analizar lo que necesitábamos para dinamizar el espacio de otra manera, a estudiar las oportunidades que se presentaban. Miguel nos decía que nosotros éramos los que conocíamos el medio artístico, nos dio luz verde para soñar con la galería, entonces decidimos hacer una alianza estratégica entre Corporación Ítaca y Divas Lounge Club para dinamizar el espacio cultural. A esta iniciativa se sumaban los artistas que quisieran hacer parte. Al principio invitamos tímidamente, pero al poco tiempo empezaron a llegar los artistas a buscarnos a nosotros, se generó un gran interés y la gente del arte en la ciudad mostró curiosidad por lo que estaba pasando. Se dio un fenómeno increíble porque allá llegaron los curadores más importantes de Medellín y otras ciudades.. Ese fue un espacio de inclusión artística, no era institucional. Una decisión clave que se tomó es que si íbamos a tener una galería, debía tener un eje temático, decidimos que fuera un espacio abierto a toda la comunidad, con énfasis en disidencias sexuales y de género, LGBTIQ+, y con tres ejes curatoriales, cuerpo, erotismo y territorio” agrega Teresita. 

Después de la primera exposición se hicieron 37 más con artistas emergentes, de mediana o larga trayectoria. “Nos dimos el lujo de tener a una maestra como Flor María Bouhot exponiendo aquí, vinieron curadores de Bogotá a conocer la propuesta, fue una experiencia extraordinaria”. Un ejemplo de esa experiencia es descrito en el libro Participar es vivir, publicado en 2019 por la Universidad Pontificia Bolivariana, el Metro, la Personería de Medellín y el Observatorio de Participación Ciudadana. En esta compilación de relatos en los que el escritor Saúl Álvarez Lara participó con el ensayo Arte y compromiso en Barbacoas

“En la medida que se hicieron exposiciones, como las caricaturas de Chócolo, y se organizaron actividades, como los talleres de dibujo, ellas (la comunidad trans) lo comprendieron y comenzaron a llevar a sus clientes y amigas a visitar las exposiciones que no han cesado desde la inauguración. Los talleres de dibujo, los sábados en la tarde, en la galería, donde travestis y prostitutas son casi siempre las modelos de los artistas, estudiantes de arte y vecinos que vienen a dibujar –al final de la sesión las modelos se llevan los dibujos que más les gustan–, tienen una asistencia en aumento. 

“¿Todo el sector interviene en Divas?”, le pregunto a Teresita. “Sí, responde con la convicción de siempre, es lo que necesitamos lograr con los talleres de dibujo y las exposiciones”. Y para la muestra está el trabajo que presentó Juan Camilo Londoño, profesor de Bellas Artes, con sus estudiantes en el hotel frente a Divas; ‘Residencia Ocasional’ lo llamaron, y es un ejemplo de esa integración. Los estudiantes pagaron en el hotel el equivalente al valor de una hora de residencia ocasional y durante ese tiempo chicas trans y prostitutas pintaron o intervinieron espacios y objetos. Todo el proceso fue grabado en videos por los estudiantes, que después presentaron en Divas. Ellas, las chicas trans y prostitutas, han participado en la mayoría de las exposiciones.

Desde la interacción con el arte vimos la posibilidad de una evolución hacia lo propiamente cultural del sector en relación con el bar, la calle, la seguridad de los alrededores, y con la posibilidad de crear un contexto diferente en la zona. Tenemos la oportunidad de estar en un sector estigmatizado desde hace años donde hoy es posible llegar tranquilo y salir tranquilo. Hay, por supuesto, personas que tienen miedo de venir a la Galería, entonces Miguel o cualquiera de nosotros iba por ellos hasta el Metro o hasta el atrio de la Metropolitana, los trae hasta la Galería y luego los devuelve al punto de encuentro…”.

Divas se hizo etérea, viajera y poderosa

El avasallador 2020 también lesionó las alas de este ángel. La pandemia, el temor y la incertidumbre pasaron factura y Divas dejó de ser un espacio físico, para ser un concepto que abarca mucho más. Lo dice Omar Ruiz, al hablar del futuro, de lo que se sigue soñando. “Lo que sigue para Divas es una evolución, porque pasa de ser una galería a ser ella misma una expresión artística. Pronto, habrá una exposición en el Museo de Arte Moderno de Medellín para hablar del proyecto, o sea que Divas está acogido por la institucionalidad cultural de la ciudad. Ya es un referente, porque como espacio ya no existe, pero pervive como idea. No fuimos sólo una galería de arte, sino que trascendió a otro tipo de activaciones, se dieron conversaciones alrededor del género, de la masculinidad, de la transexualidad, sesiones de dibujo, todo eso fue Divas. Y a través de la gestión cultural que se ha realizado en la ciudad se ha dado a conocer en otras esferas y escenarios, por ejemplo, fuimos invitados a un conversatorio en el Museo Nacional, y participamos en foros internacionales con Armando Perla, uno de los curadores más importantes de Canadá”. 

Divas es un proyecto, es un concepto, tiene memoria, tiene identidad. El proyecto de investigación de Prácticas de Resistencia y Valores Identitarios en Barbacoas nació con Divas, pues es el espacio anfitrión de este caudal de ideas y de sueños.