La carreta sonora

Un ensamble de madera similar al que usa un vendedor ambulante en cualquier calle de la ciudad esconde el bullicio de días, noches y pregones en Barbacoas.

La carreta sonora

La carreta sonora 1280 853 BIP Barbacoas

La carreta sonora es una cartografía vibrante de voces, ecos, acordes y sonidos que retratan la cotidianidad en un sector abarrotado de historias. Una de las obras desarrolladas durante el proyecto de Prácticas de Resistencia y Valores Identitarios en Barbacoas es el resultado de un trabajo creativo, colectivo y emocionante.

Los acordes de un paisaje invisible

Un ensamble de madera similar al que usa un vendedor ambulante en cualquier calle de la ciudad esconde el bullicio de días, noches y pregones en Barbacoas. El paisaje sonoro que se guarda en ese dispositivo se llama La carreta sonora y es el resultado del trabajo de la joven música e investigadora Alejandra Cárdenas y el maestro Juan David Manco, uno de los investigadores titulares de este proyecto. 

El aire en Barbacoas está lleno de sonidos que cautivaron a la pianista Alejandra Cárdenas durante el trabajo de campo que acompañó su vinculación al proyecto, como parte de una de las condiciones de la convocatoria, la de incluir jóvenes investigadores en el proceso. La propuesta de Alejandra Cárdenas fue adelantada a partir de su pasión y lo que mejor sabe hacer: música. 

Con experiencia acumulada en la construcción de paisajes sonoros, arte sonoro y la capacidad de hacer mezclas en vivo, Alejandra inició la creación de la carreta sonora. “La idea surgió como parte de la investigación – creación que debíamos adelantar con un resultado creativo derivado del proyecto, en mi caso era enfocado en el sonido, entonces yo lo hice a partir del paisaje sonoro del territorio. Realicé grabaciones de sonidos de todos los lugares que recorría, con ello fui creando unas categorías sonoras. 

Yo quería crear un dispositivo que pudiera reproducir todas las grabaciones que había logrado en Barbacoas. Se me ocurrió entonces que podría ser una carreta como símbolo de los vendedores ambulantes que pasan por Barbacoas vendiendo todo tipo de mercancías en sus carretas, la diferencia sería que el insumo que lleva esa carreta es el sonido. Pensé la carreta, cómo diseñarla, cómo distribuir los elementos en ella y Santiago, un chico que vive en el sector y que se dedica a la carpintería, interpretó la idea, la construyó y pintó tal como lo había imaginado” cuenta Alejandra.

La obra es una reflexión sobre cómo las sonoridades que emergen de Barbacoas relatan el sector y son un espejo de su cotidianidad. La propuesta creativa, explica la joven investigadora, atraviesa el concepto de paisajes sonoros. “Se trata de un término creado por Murray Schafer, músico, compositor, ambientalista y profesor de estudios en comunicación en la universidad Simon Fraser en Burnaby, Canadá, quien sostiene que cada lugar tiene un sonido característico y particular que lo distingue y lo hace único, es decir, que le da identidad”

Tomando ese concepto como referencia, la creadora decidió capturar la identidad, la vida, la cotidianidad y hasta las prácticas de resistencia de Barbacoas, de la mano de una grabadora y toda su sensibilidad. Durante más de un año y medio se registraron los sonidos del ambiente, el barullo del trabajo, el caos, la conversación imprevista, las carcajadas, la rumba, los chismes. Adicionalmente, se realizaron dos talleres de análisis creativo con jóvenes de Barbacoas y, a partir de esto, se generaron los insumos para la creación de una cartografía sonora del territorio desde el concepto de “Sonoridades de resistencia”’, que se clasificaron en cinco categorías.

Vale la pena destacar la participación de los jóvenes de la comunidad en los talleres de creación, porque sirvieron para indagar en ellos qué sonidos característicos reconocían en el sector, cuáles eran agradables o desagradables para ellos. “A muchos les llama la atención el vendedor de piña, el de aguacate, el que vende chatarra, otros hablaron de sonidos como el de la carpintería, o la gente cantando, los sonidos que generan los amplificadores de bares y cantinas”.

Afirman que La carreta concentra las sonoridades de resistencia en el sector, que se articulan a diferentes prácticas cotidianas y que dan cuenta de acciones para la supervivencia y la pervivencia de los sujetos que habitan el territorio. Así, de escuchar cada rincón, de hablar con sus habitantes, de prestar atención a esos detalles invisibles pero altamente vitales, surgieron las cinco categorías que derivaron en cinco piezas originales, únicas, con mezclas y arreglos hechos por los investigadores, pero que se entrecruzan con las voces de quienes habitan el territorio: el rebusque; colectividades y comunidades; la cuadra entonada; el labure; y expresiones estéticas. 

El rebusque

En la lucha tan cotidiana el pregonero recurre al ingenio y la potencia de su voz como instrumento. Se suman la creatividad y la suspicacia para comercializar sus productos. “Llevándonos de la mano con su voz, como si se tratara de una especie de cantaor o cantaora, el pregonero logra describir de una manera casi poética la funcionalidad y las características de la piña o el aguacate valiéndose de todo un contexto que él mismo reinterpreta y posiciona dentro de su propia necesidad de sobrevivir al entorno. ¡Lleve la piña dulcecita fresca y sabrosita, piña oro miel!”.

Colectividades y comunidades

Esta categoría se encarga de describir algunas comunidades diversas y contrastantes que representan la diversidad cultural que hay afuera de los bares de las calles de Barbacoas, epicentro de la diversidad cultural y sexual. Por un lado, tenemos comunidades que se han establecido desde hace más de 20 años formando la identidad LGTBIQ+ de la ciudad. Al lado del bar El machete y al lado del bar Las delicias se agrupan comunidades de trabajadores muchos en su mayoría campesinos e inmigrantes quienes se reúnen a tomar licor y a poner rancheras y música de despecho.

También tenemos familias humildes que se la rebuscan en sus carretillas de múltiples formas y colores vendiendo productos de mil variedades para darle de comer a sus pequeños hijos, niños que juegan fútbol en la calle 55A y pintan las calles sin importar el peligro que aparentemente rodea al sector.

La cuadra entonada

La calle 55A tiene un ambiente particular, en la esquina se escuchan códigos sonoros para ofrecer o esconder ciertas mercancías, al frente suenan los martillazos de las personas que trabajan en la carpintería en donde se fabrican estibas y carretas para los vendedores ambulantes, en la calle se oyen las patinetas de los niños, los gritos de gol, el sonido de un balón pateándose y las risas de las niñas que se hacen en las escaleras del frente a chismosear. Si uno se adentra un poco más se puede escuchar el sonido de una olla a presión pitando en donde se vende el sancocho más barato y delicioso de la cuadra. Los niños se atreven a soñar y dicen que esa es su forma de resistir, en la esquina el Gallero cuenta sus historias y fabrica poemas mientras Teresita reparte regalos y Jorge pinta todo lo que se acaba de narrar.

El labure

El trabajo en Barbacoas gira principalmente en torno a las necesidades básicas de supervivencia. La comida es una constante para el trabajo y la forma a través de los sonidos está llena de singularidades. Se usan la voz y el cuerpo como herramientas creativas. “Frente a la oferta de tantos establecimientos de comida, la voz y su capacidad de proyección juegan un papel de vital importancia, se convierten en actores en lucha constante por hacerse escuchar; gana más clientela quien a mayor volumen pueda hacer su oferta gastronómica. 

También, se pueden apreciar trabajos que tienen que ver con el uso de una herramienta que produce cierta sonoridad, ya sea el martillo, el taladro, la carretilla o la moto. Se hace latente la cantidad de trabajo que existe en el lugar por la densidad de la masa sonora en la que un montón de imágenes y objetos conviven generando un paisaje auditivo particular para ese territorio”, cuenta Alejandra.

Expresiones estéticas

La joven investigadora explica que Barbacoas es un lugar donde se generan múltiples discursos vivenciales, existen personas que tienen una forma particular de narrar el territorio, a través de la poesía, la música o el discurso. “Este lugar tiene algo significativo y es que como es tan amplio culturalmente, puede acoger a personajes que tienen una forma muy específica de entenderlo. Esta última categoría está enfocada en capturar sonoramente los discursos de personajes que, con un sentir particular, le dan al sector una visión diferente especialmente desde las expresiones artísticas”.

En el centro del proyecto Prácticas de Resistencia y Valores Identitiarios está la intención de hacer evidentes las formas que tiene la comunidad para resistir la adversidad, la falta de oportunidades, la marginación, el hambre, la discriminación. “La carreta sonora reflexiona a partir de cómo, a través del sonido, también se resiste”, enfatiza el profesor Juan David Manco, quien colaboró con la creación de algunas piezas y acompañó a Alejandra Cárdenas en este proceso.

La creación no se quedó en el perímetro que comprende este proyecto, sino que con La carreta sonora los investigadores salieron a recorrer las calles del centro de Medellín, un trabajo de proyección de Barbacoas, que buscó educar a otros públicos de la ciudad para que conozcan al sector por sus sonidos. “Con la carreta hicimos un performance y un recorrido, que comenzó en la calle 55ª, bajamos hasta el Museo de Antioquia, subimos por Junín, hicimos una parada en el Parque de Bolívar, bajamos otra vez hasta la calle 55ª. En ese recorrido reproducimos todos los audios que se habían grabado en el territorio, y se transmitieron las piezas sonoras creadas. También hicimos tres estaciones en las cuales los transeúntes interactuaron con un micrófono y un piano que van adaptados a la carreta, entonces la gente podía cantar, hablar, decir lo que quisiera y eso, a su vez, se iba grabando en vivo y se creaba otra pieza musical en el momento”, señala Alejandra.

Precisamente por ese traslado de sensaciones que se quiere lograr, la creación de la carreta sonora, participará en el evento Biósfera Sonora en la Universidad Eafit en noviembre. En ese evento los asistentes tendrán la oportunidad de escuchar a qué suena Barbacoas, además se hará una ponencia para explicar a fondo el proyecto.

“Lo valioso de este trabajo es que se puede llevar Barbacoas a cualquier lugar de la ciudad y apostarle a la resignificación de ese espacio. Barbacoas padece de una exclusión social, institucional, es un sector estigmatizado por la sociedad y con La carreta sonora se logra uno de los objetivos del proyecto: llevar a la población externa del territorio asuntos que permitan la construcción de otros imaginarios sobre este sector, que permita otras miradas más empáticas y diferentes a la estigmatización”, concluye el investigador Juan David Manco.

 

Las piezas sonoras son

  1. El rebusque
  2. Comunidades colectividades
  3. La cuadra entonada
  4. El labure
  5. Expresiones estéticas

Creadores: Juan David Manco, Alejandra Cárdenas